¿Quién ha dicho que la iglesia no sabe adaptarse a los nuevos tiempos? La cúpula gestora del catolicismo ha decidido instalar cerca de 2.700 paneles solares en el tejado del auditorio Pablo VI para alimentar a uno de los estados más pequeños del mundo con energía limpia y respetuosa con el medio ambiente.
El techo del auditorio necesitaba ser reformado desde hace tiempo y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, decidieron sustituir las tejas por paneles fotovoltaicos. Está previsto que el sistema genere unos 300.000 kilovatios por hora, energía que será utilizada en principio para climatizar el auditorio, con aforo para unas 6.000 personas, pero que se desviará hacia la red eléctrica del Vaticano cuando el auditorio no se utilice.
Así, la energía podrá emplearse para alumbrar la ciudad y hacer funcionar el sistema de calefacción del Vaticano cuando los rigores invernales hagan acto de presencia, o alimentar los generadores de aire acondicionado cuando el calor, muy intenso en Roma durante el periodo estival, haga acto de presencia.
El año pasado, el Papa pidió que no se malgastaran los recursos del mundo, y con este proyecto se quiere dar ejemplo al resto de Italia, que, según los expertos en medio ambiente, está recorriendo con lentitud el camino hacia las energías renovables. De hecho, no se descarta que otros edificios del Vaticano sean dotados de más paneles solares.
El auditorio Pablo VI fue diseñado por el arquitecto Pier Luigi Nervi y se levantó hace casi 50 años, allá por 1960. Los paneles de hormigón del techo se encontraban muy deteriorados y se debían sustituir sí o sí, según un ingeniero de la Santa Sede, así que se optó por la opción más inteligente: utilizar la luz del sol como fuente de energía.
El techo del auditorio necesitaba ser reformado desde hace tiempo y, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, decidieron sustituir las tejas por paneles fotovoltaicos. Está previsto que el sistema genere unos 300.000 kilovatios por hora, energía que será utilizada en principio para climatizar el auditorio, con aforo para unas 6.000 personas, pero que se desviará hacia la red eléctrica del Vaticano cuando el auditorio no se utilice.
Así, la energía podrá emplearse para alumbrar la ciudad y hacer funcionar el sistema de calefacción del Vaticano cuando los rigores invernales hagan acto de presencia, o alimentar los generadores de aire acondicionado cuando el calor, muy intenso en Roma durante el periodo estival, haga acto de presencia.
El año pasado, el Papa pidió que no se malgastaran los recursos del mundo, y con este proyecto se quiere dar ejemplo al resto de Italia, que, según los expertos en medio ambiente, está recorriendo con lentitud el camino hacia las energías renovables. De hecho, no se descarta que otros edificios del Vaticano sean dotados de más paneles solares.
El auditorio Pablo VI fue diseñado por el arquitecto Pier Luigi Nervi y se levantó hace casi 50 años, allá por 1960. Los paneles de hormigón del techo se encontraban muy deteriorados y se debían sustituir sí o sí, según un ingeniero de la Santa Sede, así que se optó por la opción más inteligente: utilizar la luz del sol como fuente de energía.
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