TERMINAL BAHIA BLANCA

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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Enfriar el planeta, un último recurso incierto, riesgoso y...lamentable

Enfriar el planeta mediante procedimientos dignos de la ciencia ficción es una iniciativa que podría servir como último recurso si fracasa la lucha contra el calentamiento climático, aunque su puesta en práctica es incierta y arriesgada.

Presentado el martes en Londres por la prestigiosa Royal Society, el estudio sobre la "geoingeniería" cae como una advertencia a tres meses de la conferencia internacional de Copenhague, en la que todos los países del planeta intentarán alcanzar un acuerdo para afrontar el calentamiento global.

"Es una verdad desagradable, pero (...) la geoingeniería y sus consecuencias son el precio que tendríamos que pagar por nuestra incapacidad para actuar contra el cambio climático", explicó el profesor John Shepherd, de la universidad de Southampton, que presidió un panel de 12 científicos.

El informe, titulado "Geoingeniería del clima: ciencia, gobernanza e incertidumbre", pasa en revista dos categorías de proyectos: los que pretenden "regular" el calor procedente del sol, y los que quieren reducir la tasa de CO2 en la atmósfera.

Entre las ideas apuntadas en la primera categoría, la de colocar inmensos espejos en el cielo para devolver al espacio una parte de la radiación solar, cubrir inmensas extensiones desérticas con una película reflectora, o incluso crear nubes sobre los océanos mediante grandes pulverizadores instalados en barcos que recorrerían el planeta entero.
No resolvería el problema

Otra hipótesis: liberar dióxido de azufre (SO2) en la atmósfera para atenuar la fuerza de los rayos solares que alcanzan la tierra, reproduciendo lo que ocurre cuando una gran erupción volcánica. El fenómeno, no obstante, podría tener un impacto en la capa de ozono y modificar notablemente las precipitaciones.

Algunas de estas técnicas podrían en teoría rebajar las temperaturas rápidamente. Sin embargo, el informe advierte que no permitirían hacer bajar la concentración de CO2, que entre otras cosas genera una peligrosa acidificación de los océanos.

Los científicos prefieren las técnicas que permiten retirar de la atmósfera CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero, considerando que podrían aplicarse las que son "seguras, eficaces y abordables" financieramente.

La construcción de inmensas torres en todo el mundo para "capturar" las moléculas de CO2 presentes en el aire parece técnicamente factible, pero plantea entre otras cosas la difícil cuestión del almacenamiento.

Otra proposición original: pintar de blanco tejados, carreteras y aceras para reflejar los rayos del sol. ¿La ventaja? Se trata de una medida simple y sin peligros. El inconveniente es que sólo haría bajar la temperatura localmente, en las ciudades muy cálidas, y que el procedimiento sería insuficiente para rebajar la temperatura media del planeta.

"Ninguna de las tecnologías de geoingeniería abordadas hasta ahora es una varita mágica, y todas presentan riesgos e incertidumbres", concluyó Shepherd.
Fuente:ecodiario

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