TERMINAL BAHIA BLANCA

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sábado, 26 de septiembre de 2009

Apuntamos a la autonomía de las convenciones sobre Desertificación y Cambio Climático



Comenzó la conferencia de Naciones Unidas sobre Desertificación

Con la participación de más de 2500 representantes de organizaciones regionales y funcionaros gubernamentales comenzó esta tarde la novena conferencia (COP9) de la Convención de Naciones Unidas por la lucha contra la Desertificación (UNCCD).

La presentación estuvo a cargo de Luc Gnacadja, Secretario Ejecutivo de la Convención de Naciones Unidas Contra la Desertificación y del Secretario de Ambiente de la Nación, Dr. Homero H. Bibiloni, quién saludo a los presentes invitándolos a “administrar el recurso escaso del tiempo” para poder dar respuesta a muchos temas de suma importancia en poco tiempo.

El evento, que se realiza en el hotel Hilton de Buenos Aires, se extenderá hasta el 2 de octubre.

Bibiloni comenzó su bienvenida con un llamado de atención a los pueblos del mundo: “la salud planetaria –dijo- no transita por el buen camino, y cuando digo esto pienso en el hombre aliado indefectiblemente a su entorno natural. Cada año escuchamos diagnósticos o analizamos indicadores que nos dicen que estamos peor que antes, a pesar de que los esfuerzos y las declaraciones apuntan a lo contrario”. Por este motivo, agregó el funcionario “debemos pasar de los documentos a los instrumentos, de las postergaciones a las urgencias, de las consultorías al trabajo territorial. De lo complejo a lo simple”.

Ante un auditorio colmado, el Secretario de Ambiente celebró, que en forma paralela se lleve a cabo por primera vez la reunión de la Comisión Científica de la UNCCD, integrada por mas de 300 científicos de todo el mundo, que tendrá a su cargo la elaboración de las líneas de base y los indicadores para evaluar la calidad de la tierra y recomendar procedimientos, herramientas y métodos que puedan llevar a una gestión sostenible de la tierra.

“Hay una inversión en los valores con los que se maneja el mundo –dijo el funcionario argentino-, donde se pone el acento a los bienes materiales, al consumo, la ostentación y el derroche de los pocos que tienen mucho en detrimento de los bienes naturales, de los únicos recursos que nos garantizan la supervivencia”.

Bibiloni, se refirió también a la importancia de fortalecer los sistemas universitarios y científicos, “ellos son muchas veces los que facilitan la información, los que la generan y sobre todo los que la viven. Los investigadores se quedan con el problema, los consultores, en cambio, terminan su trabajo y parten”.

Por su parte, el Secretario Ejecutivo del a UNCCD, Luc Gnacadja exhortó a los países desarrollados que aún no sufren el efecto de la desertificación a invertir para evitarla y para actuar en forma “solidaria” con aquellos países que sí sufren este flagelo.

Pidió además no escudarse en la crisis financiera internacional para evitar realizar estas inversiones. “La crisis internacional no debe influir en estas decisiones, debe generar nuevas asociaciones, nuevas formas de enfrentar este desafío. Esta etapa debe producir nuevas sinergias, no parálisis”.

Gnacadja anunció que “entre 1991 y 2006 el 16% del área global de tierras áridas mejoró gracias a los esfuerzos y al trabajo realizado por los gobiernos locales y nacionales, especialmente en aquellos con tierras más secas”. “Esto marca la importancia de seguir debatiendo y analizando juntos el problema” dijo.

Finalmente, Bibiloni anunció que a partir de una trabajo colaborativo entre diversas áreas del estado nacional y de los estados provinciales, se está elaborando un ley de presupuesto mínimos de Ordenamiento Ambiental del Territorio, que permitirá regular los diferentes usos de la tierra, para así evitar entre otras cosas el avance de la frontera agrícola, la degradación de bosques y de suelo en todo el territorio nacional.

En las rondas de trabajo, delegaciones de 193 países debatirán acciones tendientes a mejorar la productividad de la tierra, restaurar y conservar los suelos, establecer una mejor utilización de los recursos hídricos e introducir la noción de desarrollo sostenible en las zonas afectadas por las sequías y el avance del desierto.

Además, la COP9 albergará al Comité de Examen de la Aplicación de la Convención (CRIC) cuyo principal objetivo es generar un nuevo consenso en cómo evaluar la desertificación y la degradación de la tierra.

En paralelo a la COP9, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable organiza eventos que cuentan con la asistencia de destacados expertos y se abordan temas tales como el conocimiento de los ecosistemas áridos y semiáridos y la lucha contra la desertificación en el Norte de la Patagonia; Sinergias posibles entre las Convenciones de Desertificación, RAMSAR y las actividades del Comité de Montañas; Red Productiva Ambiental: “Una nueva experiencia de coordinación horizontal productiva ambiental para el manejo sustentable de Ecosistemas Áridos y semiáridos para el Control de la Desertificación en la Patagonia”; entre otros

Que es la desertificación

La Convención de Lucha contra la Desertificación la define como la degradación de las tierras áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultantes de diversos factores, como las variaciones climáticas y las actividades humanas.

Se pueden identificar siete procesos causantes de la desertificación: La degradación de la cubierta vegetal (por tala, incendios, lluvia ácida); erosión hídrica; erosión eólica; salinización; reducción de la materia orgánica del suelo; encostramiento y compactación del suelo y acumulación de sustancias tóxicas.

La UNCCD es un acuerdo internacional que fue adoptado en París el 17 de junio de 1994. La Convención ha sido ratificada por 193 países, marcando un hito en la toma de conciencia internacional sobre la importancia de los problemas relacionados con la desertificación.

La Convención recalca que “las poblaciones que sufren directamente la desertificación y que conocen la fragilidad de sus ecosistemas mejor que nadie, deben estar en estrecha relación y pleno conocimiento de las decisiones que influenciarán sus modos de vida”. Tiene por objetivo luchar contra la desertificación y atenuar los efectos de la sequía en los países gravemente afectados por ese flagelo.

Argentina y la desertificación

Argentina suscribió la Convención en 1994 y la ratificó en1996. Se busca así que esta herramienta normativa se convierta en un instrumento válido para prevenir, combatir y revertir los graves procesos de desertificación que sufre nuestro país.

Nuestro país ocupa más del 80% de su territorio con actividades agrícolas, ganaderas y forestales, generando un impacto importante en la base de sus recursos naturales, que se expresa en la actualidad con más de 60.000.000 de hectáreas sujetas a procesos erosivos de moderados a graves, y cada año se agregan 650.000 hectáreas con distintos grados de erosión.

En los últimos 75 años la reducción de la superficie forestal natural alcanza el 66%, debido a la producción de leña y carbón vegetal, al desmonte para la extensión de la frontera agropecuaria y otras actividades industriales. Esta situación es crítica en las zonas áridas y semiáridas que componen el 75 % del territorio nacional, donde la pérdida de productividad se traduce en el consiguiente deterioro de las condiciones de vida y expulsión de población.

Aproximadamente el 30% de la población argentina –alrededor de 12 millones de habitantes- se encuentra afectada.

El Secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y presidente de la COP 9, Homero M. Bibiloni se refirió anoche, a la necesidad de que las tres convenciones de Naciones Unidas de lucha contra la Desertificación, Cambio Climático y Biodiversidad junto con la temática de los bosques, generen sinergias pero sin atentar contra su propia “autonomía”.

Lo hizo al inaugurar el evento paralelo, “Desertificación y Cambio Climático: Opciones de financiamiento y oportunidades institucionales en el ámbito internacional” hacia el cierre de la tercer jornada de la Convención de las Naciones Unidad de Lucha Contra la Desertificación (COP 9) que se desarrolla en el hotel Hilton de la Capital Federal.

La COP es una oportunidad para generar una “nueva forma de relacionamiento entre los países” y coordinar esfuerzos con énfasis en una mirada local, subrayó. Quienes tienen responsabilidades sustantivas, expresó el secretario de Ambiente, plantean los ejes rectores de sus políticas por lo que “las agencias de implementación deben hacer una lectura de estas acciones y trabajar en ese sentido”.

Para Bibiloni, existe una gran diferencia entre los procesos de cambio climático y la desertificación. Si bien ambos se tratan de fenómenos globales, el primero “no distingue soberanías”, mientras que la sequía y la desertificación son “atendidas por todos y cada uno de estos países”. En el cambio climático, por tanto, hay una “dilución de parámetros nacionales” en pos de pensar en términos de “emisiones globales”.

Mientras la escasez de agua y la degradación de la tierra “poseen un componente cercano, que es la pobreza”, la economía y el mercado ponen valores a los productos primarios y “el agua y el suelo -implicados en estos procesos- son variables que no integran la estructura del precio”. Por tanto, “no beneficia a quien lo produce sino a quien lo consume”, consideró el presidente de la COP. En consecuencia, al no tener en cuenta las condiciones del suelo, la degradación va en aumento.

Tras su presentación, “Sinergias entre las Convenciones de Río en el marco de la Estrategia Decenal: implicaciones políticas y lineamientos de la Convención de Lucha contra la Desertificación (CLD)”, el Sr Emmanuel Chinyamakobvu, de la Secretaría de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) afirmó que “no todas las convenciones, o sus estados parte, están realmente interesados en el armado de sinergias” y llamó a “convencer” a todos los gobernantes sobre las ventajas que obtendrían sus países si recondujeran la implementación de sus programas hacia una misma dirección.

Es que las tres áreas temáticas poseen preocupaciones en común- expresó el delegado de la CLD- como la pobreza, la degradación de la tierra, la pérdida de biodiversidad, la escasez de agua, la seguridad alimentaria, la hambruna y las migraciones humanas forzosas, entre otras. Ante este contexto, el experto sostuvo que deberán generarse formas de provisión de bienes alternativas de modo que la gente no dependa tanto de los recursos naturales para vivir. Sólo así, “la gente dejará de degradar los suelos y el ecosistema”, aseguró.

Cambio Climático y posibilidades de financiación

En la ocasión, el portavoz de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra el Cambio Climático (UNFCC), problemática inseparable de la desertificación, fue el Director de Cambio Climático de a la SAyDS y punto focal nacional de la UNFCC, Nazareno Castillo, quien se explayó sobre el estado del arte de las negociaciones de la COP 15 relativas al uso de la tierra.

El funcionario explicó que el Protocolo de Kyoto hace mención al “uso del suelo, cambio de uso y forestación”, como prácticas vinculadas a la modificación del clima del planeta. En rigor, el documento reconoce al ecosistema terrestre como “fuente y sumidero” de gases de efecto invernadero (GEI), tras lo que surge la posibilidad de impulsar prácticas de mitigación y adaptación desde allí, aseveró Castillo.

Poniendo un alerta sobre la sequía y el deterioro de la tierra, el Director de Cambio Climático dijo que se prevé que “los efectos adversos del cambio climático se den en áreas áridas y semiáridas” al tiempo que subrayó que la agricultura puede jugar un rol central para revertir estos procesos. “La posibilidad de reducir emisiones de la deforestación y degradación de los bosques (REDD) es clave para la UNCCD”, expresó. Para ello, será imprescindible la creación de mecanismos de financiación directa a los estados más vulnerables tanto como la promoción de una agricultura sostenible, sugirió el especialista.

Finalmente, cerraron el panel, Joaquín Etorena, quien habló en nombre del Sr. Octavio Pérez Pardo, punto focal de la UNCCD y representante de América Latina y el Caribe en la Junta Ejecutiva del Fondo de Adaptación, sobre el “Fondo de Adaptación: oportunidades para tierras secas”; el Sr Mohamed Bakarr, del Departamento de Recursos Naturales del GEF (Fondo para el Medio Ambiente Mundial, por sus siglas en inglés), quien detalló “La estrategia del GEF 5 para la Esfera de Actividad degradación de Tierras y las opciones financieras para las tierras secas”; el Sr Erick Fernandes, del Departamento de Manejo de Tierras del BM, quien abordó el “Financiamiento del Banco Mundial para tierras secas: experiencias y visión a futuro” y Leandro Fernández y Joaquín Etorena, ambos miembros de la SAyDS, quienes introdujeron “El Grupo de Trabajo Sinérgico en Argentina”.

Durante la tarde de hoy, a partir de las 18 horas, se desarrollará el evento paralelo, “Manejo Sustentable de los Bosques Nativos: Una política en marcha frente a la desertificación” que contará con la participación de técnicos y especialistas de la cartera ambiental.

La Convención de las Naciones Unidad de Lucha Contra la Desertificación se realiza cada tres años. En esta oportunidad los refentes de los 193 países se reunen en Buenos Aires para debatir los escenarios futuros e instrumentar acciones que buscan modificar la realidad de millones de habitantes que viven en los desiertos y zonas afectadas por procesos de desertificación. La COP 9 arrancó el lunes y se extenderá hasta el 2 de octubre.
Fuente: prensaambiente

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