TERMINAL BAHIA BLANCA

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sábado, 3 de octubre de 2009

Mire al cielo y despídase: la contaminación lumínica nos deja sin estrellas

¿Puede ver las estrellas en su ciudad? Posiblemente no. Es uno de los efectos de la contaminación lumínica. Las grandes ciudades se están quedando sin cielo y su halo nocturno llega a parajes naturales protegidos como Doñana, poniendo incluso en peligro a numerosas especies animales. Si bien, para una de las eminencias de este país en contaminación lumínica, Pere Horts, la situación es inevitable. "La sociedad no va a apagar las luces".

Diseños inadecuados de alumbrado exterior, uso de proyectores, cañones láser o carteles publicitarios son algunos de los culpables de este tipo de contaminación, que requiere de más regulación y subvenciones para poder frenarlo.
¿En qué consiste?

Pere Horts, vicepresidente de Cel Fosc, Asociación contra la Contaminación Lumínica, asegura que la contaminación lumínica no es un fenómeno exclusivamente local". Así, el experto asegura que "los astrónomos están obligados a instalar los telescopios en lugares alejados de focos de contaminación". "Debemos buscar montañas muy altas en las que las condiciones sean las mejores posibles".

Y es que los astrónomos son uno de los colectivos más afectados por la contaminación lumínica. Así, un grupo de organizaciones, entre las que destaca la UNESCO, el IAC, el CSIC o el Ministerio de Medio Ambiente, lanzaron en abril de 2007 una iniciativa llamada 'Starlight'.
'Starlight'

Es una campaña internacional que persigue crear una conciencia ciudadana sobre la conservación de los cielos nocturnos con el fin de mejorar la observación astronómica e impedir la desaparición de objetos celestes, como las estrellas.

Horts, que participó en la conferencia inaugural de esta iniciativa, subraya "no sólo el perjuicio para el estudio de la astronomía". "Dos tercios de la población van a dejar de contemplar un patrimonio cultural, como es el cielo nocturno", sentencia.
Cataluña, pionera

"Todo se mueve por intereses económicos y políticos", asegura Horts. "Son los gobiernos, sobre todo los municipales, los que tienen en su mano la verdadera reparación del daño que se está causando al cielo nocturno", dice.

Cataluña es la primera Comunidad Autónoma en tener una ley que combate este tipo de contaminación -Ley 6/2001 de ordenación ambiental del alumbrado para la protección del medio nocturno-, que elaboró la Generalitat con la colaboración de Cel Fosc.

No obstante, la indignación de Horts es palpable: "El reglamento fue tergiversado por los responsables autonómico. Rebajaron el grado de exigencia". Horts explica como su asociación lo denunció, pero la Generalitat paró el proceso con un recurso que está pendiente de resolución en el Tribunal Supremo.
Compromiso en Madrid

Madrid, capital por excelencia por su alto grado de contaminación- ya ha tomado medidas para paliar los efectos de la contaminación lumínica.

Según fuentes del ayuntamiento, alberga más de 250 000 puntos de luz de los cuales, un 90,2% se han adaptado a las condiciones de alumbrado que reduce la contaminación.
¿Y el Gobierno?

A nivel nacional, en noviembre de 2008 el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), perteneciente al Ministerio de Industria, aprobó el 'Reglamento de eficiencia energética en instalaciones de alumbrado exterior'.

Desde su entrada en vigor en el mes de abril, todas las nuevas instalaciones de alumbrado están sometidas a dicho reglamento. En términos generales y estimados, el IDAE cifra el consumo nacional al año en electricidad para alumbrado en 4.200 GWh.

Asimismo, este organismo ha impulsado un programa de subvenciones que, según apuntan, se tramitan a través de las Comunidades Autónomas, y desarrolla reformas del alumbrado público de toda España "por importes superiores a los 60 millones de euros anuales". Se trata del Plan de Acción 2008/2012 de la Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética.
Concienciación social

Juan José Negro, subdirector de la Estación Biológica de Doñana e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se muestra optimista y confía en los esfuerzos de científicos y astrónomos por hacer público el problema de la contaminación lumínica.

"Todavía no hay una conciencia general. Existe la idea general de que una ciudad iluminada es más segura, hay competencia por iluminar más... Aún no se ha llegado a la gente. Va a ser una actuación desde arriba, más que una demanda que venga de la sociedad", asegura Negro.

Negro califica la lucha de los astrónomos como "larga e ignorada". Sin embargo, considera que "actualmente se está recibiendo la difusión y la ayuda esperada por parte de las entidades gubernamentales".
Doñana, altamente castigada

En cuanto al Parque Nacional de Doñana, Negro asegura que van a empezar a tomar cartas en el asunto. "Es una zona muy castigada, dentro del parque apenas hay luz y el halo nocturno de ciudades como Sevilla, Huelva, Cádiz -que están muy cerca- llega al interior del parque y hace que el cielo de Doñana no sea puro".

Esas actuaciones que planean llevar a cabo se concretan en la instalación de un aparato en el parque, para el próximo mes de octubre en colaboración con otros astrónomos de Granada, para conocer a ciencia cierta cuál es la situación en la que se encuentra el parque y la cantidad de luz a la que se ve expuesto.

Asimismo, la Estación Biológica de Doñana está trabajando con la Consejería de Medioambiente de Andalucía en la reducción de la contaminación lumínica en poblaciones que rodean al parque y que afectan a sus instalaciones. "Ese no es el estado en el que debería estar un parque natural", prosigue.

Los argumentos de Negro adquieren mayor relevancia si cabe cuando aclara que esta contaminación no sólo degrada el cielo nocturno, sino que también daña a numerosas especies animales, en concreto las acuáticas como las aves y las tortugas marinas; es un mal que pocos ven, pero que muchos sufren.
El Cielo de la Palma, espacio protegido

Canarias, por su parte, está muy avanzada y ha conseguido erradicar la contaminación lumínica de su cielo. Es más, cuenta con el apoyo de la UNESCO para convertirse en 'reserva de la biosfera' a nivel mundial. El 'Cielo de la Palma' está protegido por la Ley del Cielo, impulsada en 1988, que garantiza la observación astronómica de calidad y vigila e impide cualquier asentamiento en las Islas de instalaciones contaminantes.

Por su gran implicación medioambiental, las Islas albergan el telescopio óptico más grande y potente del mundo: el Gran Telescopio de Canarias (GTC). El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) participó en el desarrollo del proyecto, que culminó con su inauguración oficial el 24 de julio de 2009 por los Reyes.

No obstante, Canarias es la excepción a la regla. España es un país altamente contaminante lumínicamente hablando. "Madrid, Cataluña y el valle del Guadalquivir, son las zonas más contaminadas", concreta Juan José Negro.

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