TERMINAL BAHIA BLANCA

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lunes, 28 de marzo de 2011

Fukushima, un problema para la biodiversidad marina de Japón

El radio de seguridad establecido por el gobierno en torno a Fukushima ya esta entre los 20 y 30 kilómetros. Esta medida de seguridad y el hecho de que los alimentos y el agua potable ya estén contaminados, ha hecho que muchos comiencen a plantearse como se verá afectada la biodiversidad marítima cuando ya se ha encontrado radiactividad a 30 kilómetros de la costa. Primero fueron las espinacas, después el agua del grifo y ahora es el pescado (producto básico de la gastronomía japonesa). Los alimentos contaminados se multiplican y el pánico nuclear se extiende no solo en Japón sino también a los países vecinos que ya han comenzado a prohibir la importación de productos de origen nipon. El motivo de esta restricción es la reciente confirmación del gobierno de Naoto Kan de contaminación nuclear de agua de mar. Los datos que se tienen del escape de sustancias radiactivas son escasos. Tan solo se tiene la certeza de que tanto el yodo como el cesio son los principales componentes que ya han llegado al mar. "En esos vertidos el producto dominante es el yodo 131, que tiene un decaimiento rápido. El cesio 137, mientras, que puede acumularse en los seres que viven en el mar. Son cantidades muy bajas para afectar a la vida animal." ha explicado para Ecodiario Eduardo Gallego, profesor en tecnología nuclear de la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid. Gallego afirma que el consumo humano puede verse afectado pero que de hacerlo lo haría a nivel local. Esta teoría se ve apoyada por Carlos Bravo, responsable de la campaña nuclear de Greenpeace, quien afirma para Ecodiario que "en el caso de que estas sustancias radiactivas se filtrasen al océano acabarían introduciéndose en la cadena trófica y afectando al ser humano". "El yodo 131 decae a corto plazo, en cuestión de semanas deja de ser toxico. Mientras que el cesio 137 si que podría tardar mucho en disolverse y ser peligroso a largo plazo", especifica el profesor en tecnología nuclear, Eduardo Gallego. Si bien es cierto, que las corrientes marinas podrían transportar tanto el cesio como el yodo, el profesor Gallego asegura que "estos elementos se pueden mover pero como parece que aún no son cantidades no llegaría muy lejos". Carlos Bravo es participe de esta opinión ya que afirma que "las sustancias radiactivas no se disuelven en el mar como algunos proponen". Un plato de espinacas radiactivas La contaminación de las sutancias de yodo 131 y cesio 137 ya ha llegado hasta lo alimentos más básicos de consumo. Lo que se ha convertido ahora en motivo de preocupación principal por las autoridades japonesas. "Las cantidades de Yodo son elevadas, lo que hace que los alimentos no sean aptos para el consumo humano", explica Eduardo Gallego. El profesor en la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid añade que "con un plato el consumo pasaría desapercibido; pero para una persona que estuviese tomando constantemente productos de esta zona sí estaría en peligro". Ecodiario

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