TERMINAL BAHIA BLANCA

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domingo, 8 de marzo de 2009

La sequía amazónica trae más dióxido de carbono a la atmósfera

Un estudio de tres décadas, nada menos, ha descubierto que las prolongadas sequías en la selva amazónica disminuyen su capacidad para absorber el CO2 de la atmósfera, dañando considerablemente su capacidad para funcionar como el gigantesco sumidero de carbono que todo el mundo suponen.

La sequía, pues, puede estar colocando su granito de arena en el calentamiento global del clima, según se deduce del trabajo que publica Science en su último número.

"Durante años, los bosques amazónicos han ayudado a ralentizar el cambio climático, pero confiar en que esto siga siendo así es bastante peligroso", ha comentado Oliver Philips, profesor de la Universidad de Leeds, y uno de los autores principales de este monumental trabajo, en el que han participado más de cuarenta instituciones.

El año de referencia es 2005. La selva sufrió una sequía inusualmente larga, lo que ha podido incluso revertir el trabajo de absorción de carbono llevado durante décadas. En un año normal las selvas absorben unos 2.000 millones de toneladas de carbono, pero la sequía supuso una pérdida de unos 3.000 millones de toneladas. Los cálculos de Science sugieren que en total, el balance es mucho más complicado que sumar o restar estas cantidades, y concluye que la sequía supuso el equivalente de dejar de absorber unos 5.000 millones de toneladas de carbono, cantidad que habría que añadir como extra a la atmósfera. Es decir, tanto como emiten Europa y Japón en un año.
Las selvas en peligro

"Visualmente, la sequía no tuvo muchos efectos en los bosque, pero según nuestros registros, aceleró la muerte de los árboles. La región es tan grande que cualquier cambio ecológico pequeño puede tener efectos a gran escala en el ciclo del carbono".

Y el estudio es ambicioso, la verdad: se centró en cien regiones de los bosques amazónicos, a lo largo de 600 millones de hectáreas, y las mediciones se hicieron sobre 100.000 árboles, registrándose además la mortalidad y el nacimiento de nuevos árboles. De acuerdo con una de las conclusiones, durante 25 años la selva actúo como un sumidero. Los bosques tropicales, no sólo en el Amazonas, sino en Africa, han absorbido una quinta parte de las emisiones mundiales de carbono, derivadas de la combustión de los combustibles fósiles. Desgraciadamente, el proceso se invirtió al menos durante 2005, por culpa de la sequía ese año.

Las sequías prolongadas en estas selvas no son nada bueno, desde luego. Las talas indiscriminadas, tampoco. Si las selvas peligran, las consecuencias climáticas pueden ser muy serias, aparte de las puramente zoológicas, como la pérdida de biodiversidad, de animales y plantas.


Fuente:ecodiario

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