TERMINAL BAHIA BLANCA

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viernes, 17 de septiembre de 2010

Por qué se movieron las ciudades después del terremoto de Chile

Por primera vez y gracias a la tecnología GPS, pudo medirse cuánto se modificó la posición de un punto del mapa tras un terremoto. Un especialista argentino que participó de la experiencia explica el sistema y el por qué de los desplazamientos de hasta 15 centímetros de ciudades como Mendoza y Buenos Aires.
Luego del terremoto producido en Chile el 27 de febrero pasado y de las constantes réplicas que siguen registrándose, la facultad de Ingeniería de la UNCuyo, junto a las universidades de Hawai, de Ohio y de Memphis, registraron en un gráfico los movimientos producidos en la Tierra tras el suceso. Así se llegó a la conclusión de que Mendoza, San Juan, San Luis y Buenos Aires, entre otras ciudades, se movieron varios centímetros luego del violento sismo.

Esto no es nuevo ya que siempre, luego de un terremoto, un sitio sufre consecuencias geológicas. La novedad reside en que por primera vez y a partir de una red de estaciones de GPS permanentes, es decir fijas en el suelo con antenas y repartidas por el continente, los especialistas pueden obtener la posición de cada punto en cualquier momento y con altísima precisión.

“La Universidad de Hawai, durante el terremoto, hizo un procesamiento de datos con información que le brindaba cada estación, para observar cómo se habían modificado las posiciones de esos puntos durante el sismo. Se tomaron los datos horas antes y después del terremoto”, explicó a InfoUniversidades Jorge Barón, ingeniero de la UNCuyo y director del CEDIAC (Instituto de Capacitación y Desarrollo de la Ingeniería Asistida por Computadoras).

Según Barón, la amplitud del cambio fue muy grande y el resultado del procesamiento fue que Mendoza se desplazó hacia el oeste, entre 10 y 15 centímetros, San Luis casi 9 centímetros, Buenos Aires entre 2 y 4 y Santiago de Chile casi 30.

“Esto sucedió porque la placa de nazca, ubicada debajo del océano Pacífico por debajo de la placa sudamericana, se rompió y saltó para arriba, hacia el oeste. Como ambas placas están ancladas y vienen empujándose continuamente una contra otra, en determinado momento una de ellas se rompió”, comentó el ingeniero.

Ese desplazamiento es el que se registra en el gráfico. La línea de rotura fue de alrededor de 1.000 kilómetros de largo. “Por esta razón, la deformación de todo el continente ha sido tan amplia; hasta la costa atlántica se movió un poco hacia el oeste y el eje de rotación de la Tierra se ha modificado levemente”, agregó Barón y en referencia al gráfico, aseveró: “Este gráfico es de uso científico y causó un gran impacto en la gente, pero lo que debemos transmitirles a los ciudadanos es que no van a notar ni percibir este desplazamiento en la vida diaria. Es una medición más del efecto que tuvo ese sismo”.

Y por casa cómo andamos

Existen muchas clases de terremotos, y el que ocurrió en Chile se denomina “en el borde de placas o entre dos placas”. Éstos se caracterizan por ser de gran magnitud, y el fenómeno ocurre por la interacción de dos placas muy grandes.

El que se registró en el país vecino, de 8,8 grados, fue uno de los terremotos de mayor magnitud registrados en la historia y se encuentra entre los primeros diez. Pero, aclara Barón, es difícil que algo así ocurra en Argentina, sobre todo en Cuyo: “Mendoza y San Juan se encuentran sobre una placa, dentro de la sudamericana, y tanto los terremotos ocurridos en el pasado como los que pudiesen ocurrir, serán aquellos denominados ‘intraplacas o dentro de la placa’, que son de menor magnitud”.

Los fenómenos de ocurrencia de estos terremotos son distintos, por lo general se producen por movimientos de algunas fallas geológicas, es decir, que cuando se mueven pueden inducir a terremoto. “Aquellos movimientos que sacudieron a Mendoza y San Juan han estado en un orden del 6 y 7 de la escala de Richter, aproximadamente, tal como fue el de 1861, 1985 y el de Caucete, de 1977. Siete sería un numero más o menos esperable de terremotos para esta zona”, agrega Barón.

Pero el especialista aclara que, a pesar de que los terremotos “dentro de las placas” sean de menor magnitud que los que ocurren entre placas, no quiere decir que sean menos destructivos. “En Mendoza pueden ocurrir terremotos más superficiales, no tan profundos como el chileno, pero puede haber lugares donde los daños sean muy elevados”, agrega.

“Para que un terremoto no sea una catástrofe, hay que estar preparados. Chile pudo hacerle frente; en cambio Haití no tenía construcciones sismorresistentes, ni estrategias para gestión, y así fueron los resultados”, afirma Barón y agrega que “nosotros estamos bastante lejos de la preparación que tiene Chile para afrontar un terremoto; pero como sabemos qué tipo de terremotos pueden ocurrir, hay que planificar y preparase”.

Leonardo Oliva
prensa@uncu.edu.ar
Dirección de Prensa
Universidad Nacional de Cuyo

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