TERMINAL BAHIA BLANCA

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lunes, 29 de noviembre de 2010

Pesimismo en el inico de la Cumbre de Cancún

La Cumbre del clima de Cancún ha comenzado esta misma tarde en un ambiente pesimista, ante la escasa posibilidad de obtener un acuerdo internacional.

La ceremonia de inauguración ha corrido a cargo del Nobel de Química, Mario Molina, que hizo referencia a la importancia de mantener el ascenso de las temperaturas por debajo de los dos grados, ya que supone un "gasto bajo" respecto al PIB.

"No podemos permitirnos esperar una década más", afirmó Molina, que comparó las altos costes para las generaciones futuras con la inversión que podría realizarse en la actualidad.

Por su parte, el presidente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), Rajendra Pachauri, llamó a los países presentes a "cooperar lo más rápido posible" para sacar adelante la lucha sobre el cambio climático y la adaptación a sus inevitables consecuencias.
Pocas esperanzas

Expertos e importantes personalidades en la lucha contra el cambio climático albergan pocas esperanzas de que la cumbre de Cancún que ha comenzado hoy desemboque en la firma de un acuerdo satisfactorio tras el fracaso del encuentro previo en Copenhague.

Pero frente a las exageradas expectativas del encuentro celebrado el pasado mes de diciembre en el país nórdico, muchos analistas anticipan que, gracias al bajo perfil del encuentro en la ciudad mexicana, es posible que exista el suficiente margen de maniobra para sentar las bases de un futuro tratado sobre la protección del medio ambiente, que por fin sustituya de manera efectiva al alcanzado en Kioto.
Aumento del problema

"Cancún me deprime un poco", lamenta no obstante el ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, uno de los más acérrimos proponentes de la lucha contra el cambio climático, un problema que, a su juicio, "no sólo no desaparece, sino que cada vez va a peor".

En este sentido, los datos revelados este sábado por la Organización Meteorológica Mundial son claros: los niveles de concentración en la atmósfera de los gases causantes del efecto invernadero han alcanzado su nivel más alto desde el inicio de la Revolución Industrial.

En 2010, una inusual ola de calor procedente del norte ha motivado que Rusia cancele sus exportaciones de grano. Se trata del segundo principal exportador del mundo, y esta decisión ha terminado elevando los precios de alimentos básicos como el pan en Asia Central. "No se trata sólo de un problema medioambiental", apunta el director de la consultora Kinesis, Nick Rowley. "Es un problema que afecta a nuestra capacidad para alimentar al mundo".
Esperanzas en el cambio

Por ello, Naciones Unidas espera que en la cumbre de Cancún se consiga, por lo menos, cierto impulso, porque "de lo contrario la gente va a perder la fe en el sistema", según considera el director del Panel de la ONU sobre Cambio Climático, Rajendra Prachauri.

Los participantes perciben a Cancún como un encuentro de transición entre Copenhague y el que se teme podría ser la reunión "definitiva" sobre cambio climático: Durban, concebida como la última oportunidad para entablar una estrategia común para la protección del medioambiente.

Si fracasa la reunión de diciembre de 2011 en Sudáfrica, es posible que los países comiencen a desarrollar estrategias unilaterales, bilaterales como mucho, y sin ningún tipo de consenso internacional. Lo que tampoco tiene por qué ser del todo perjudicial, según los expertos.
Políticas individuales

El año pasado, por poner un ejemplo, China comenzó a contemplar la posibilidad de desarrollar un marco legislativo propio en la lucha contra el cambio climático; y este año, Noruega ha prometido a Indonesia unos 1.000 millones de dólares a cambio de detener las emisiones contaminantes producida por la tala de árboles en el país asiático.

Rowley entiende que este nuevo modelo podría convivir perfectamente con una estrategia internacional común. "Estas acciones bilaterales podrían servir de información sobre cómo calibrar y diseñar una respuesta global adecuada", indicó a la cadena australiana ABC News. "Así es como lo veo yo. No es una cosa u otra. Pueden ser ambas".

No obstante, hay expertos que defienden una estrategia colectiva como única solución viable. "Necesitamos un proceso multilateral para establecer reglas comunes a la hora de informar sobre las emisiones de gases contaminantes, porque de lo contrario habrá países que tomarán las decisiones equivocadas", opinó el director ejecutivo de Climate Analytics, Bill Hare.

"Necesitamos un sistema multilateral. Es la única forma de contar con la ambición necesaria para reducir las emisiones a la velocidad suficiente", opinó. Hare, además, se teme que el fracaso de Cancún pueda desembocar en la "desintegración" definitiva de las conversaciones. "Es una posibilidad", reconoce. "Las razones son complicadas, pero desde mi punto de vista, se trata de un conflicto entre Estados Unidos y China".
Economías emergentes

Es la misma cuestión que lleva años sobre la mesa. China y el resto de economías emergentes sólo asumirán el coste de reducción de emisiones si ven que Estados Unidos lo hace primero.

Ambos gigantes volvieron a colisionar el mes pasado en Tianjin: Pekín responsabilizó a Washington de incumplir sus responsabilidades mientras los estadounidenses criticaban la negativa del país asiático a permitir que su producción de carbón fuera supervisada por observadores internacionales independientes.

De igual modo, China y el resto de países "básicos" (India, Sudáfrica, Brasil) exigen objetivos legalmente vinculantes que Estados Unidos no está dispuesto admitir. No obstante, se ha logrado reducir estos objetivos a seis aspectos fundamentales para facilitar las negociaciones: estrategia común, adaptación, economía climática, transferencia tecnológica, la reducción de las emisiones procedentes de la deforestación y de la degradación, y objetivos en la reducción de emisiones más allá de 2012.
Cambio de comportamiento

Pero a pesar del pesimismo reinante, el enviado especial del Banco Mundial para el cambio climático, Andrew Steer, percibe un "mar de cambios" en el comportamiento de los países en desarrollo sobre la importancia de reducir el calentamiento global a través de un cambio en su políticas energéticas.

Steer recuerda que en 1990 sólo un 10 por ciento de las naciones en desarrollo consideraban el cambio climático como un pilar básico de desarrollo. En los últimos dos años, esta cifra ha aumentado al 80 por ciento.

Además, ONG como WWF han emitido informes de alabanzas sobre la predisposición de países como China, India, Sudáfrica y Brasil a la hora de combatir el calentamiento global. Es posible que estas políticas cristalicen en Durban, el próximo mes de diciembre, para poner estos compromisos definitivamente por escrito.
ecodiario

sábado, 27 de noviembre de 2010

Ponen en funcionamiento una planta de recuperación de residuos Inició sus actividades una planta de recuperación de residuos inorgánicos

Inició sus actividades una planta de recuperación de residuos inorgánicos en la ciudad de Paraná, Entre Ríos. El proyecto fue impulsado por la Facultad de Trabajo Social, institución que brinda asesoramiento técnico y acompañamiento a los trabajadores de la basura. La propuesta forma parte de una serie de iniciativas orientadas a mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los recicladores urbanos.
Impulsada por el programa “Trabajo y ciudadanía: la inserción socio-laboral de los recicladores urbanos de residuos a través de una estrategia en red” de la Facultad de Trabajo Social, se encuentra en funcionamiento una planta de recuperación de residuos inorgánicos en la ciudad de Paraná, Entre Ríos.

En la planta, desarrollan su tarea trabajadores informales de la basura de los barrios San Martín, Mosconi y Antártida Argentina, en la zona sudoeste de la ciudad, que rodean el vertedero municipal a cielo abierto -conocido en Paraná como “El Volcadero”-, donde se depositan alrededor de 300 toneladas diarias de residuos sin ningún tratamiento. La actividad se ha convertido en un medio de vida para miles de personas que, acompañadas desde 1991 por la FTS - UNER, se organizaron como una sociedad solidaria y productiva.

La coordinadora de la propuesta, licenciada Griselda Anzola, señaló a InfoUniversidades que “en el basural a cielo abierto trabajan 700 familias y el resto hace otro tipo de cirujeo; recorren la ciudad, recogen y se llevan a sus casas lo que pueden vender. El grupo con el que trabajamos desde la Facultad es el de la gente que espera los camiones recolectores en el playón del basural y que, a cielo abierto, selecciona el material para la venta o para alimentar a sus animales. Ellos organizan su tarea en relación a la recolección municipal, y las condiciones en las que trabajan son insalubres: no cuentan con las herramientas adecuadas, no tienen una protección contra accidentes ni seguridad, la ganancia es magra y no conocen otras formas de comercializar más que con los intermediarios. Este eslabón es el que intentamos construir con el proyecto”.

La propuesta “es una iniciativa productiva que tiene varias aristas: aborda lo social desde la alfabetización de adultos y la capacitación de jóvenes, y brinda un espacio de juego y esparcimiento para los chiquitos”, declaró Anzola. La complejidad de la problemática que atraviesa la comunidad de trabajadores llevó al equipo a construir una estrategia basada en dos pilares fuertes: el trabajo en red y el abordaje integral. Así, otras aristas del proyecto se plasman en la apertura de una salita nocturna y de cuidados maternales; la implementación de talleres de capacitación para jóvenes con salida laboral; la construcción de espacios comunitarios de recreación, expresión y denuncia para los niños de la comunidad; la gestión de becas para jóvenes; la apertura de dos centros de alfabetización; y la concreción de operativos de documentación.

La iniciativa de la planta de recuperación de residuos inorgánicos se realiza en coordinación con la Municipalidad de Paraná, que presentó el programa “Separar es valorar”, para la división de residuos en origen que ya se implementa en algunas zonas de la ciudad. Por otro lado, el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación financió la maquinaria y las herramientas para la transferencia tecnológica de la propuesta productiva, lo que permitió a los trabajadores contar con una balanza y una enfardadora, y la actual gestión de la compra de un medio de transporte para el emprendimiento.

Además de brindar el asesoramiento técnico y el acompañamiento social para el desarrollo de la propuesta, el grupo de trabajo de la Facultad capacita a los trabajadores en la introducción de tecnología y para el trabajo solidario. El programa fue seleccionado como finalista del premio presidencial “Prácticas educativas solidarias en educación superior” 2010, distinguido por su calidad y excelencia entre los 272 programas presentados.
María Laura Rodríguez
mlaurar78@gmail.com
María José Hernández Ross comunicación@fts.uner.edu.ar

Universidad Nacional de Entre Ríos

Los parásitos como bioindicadores de contaminación

Distintos tipos de parásitos, como los helmintos, se alojan en los peces. Muchos de ellos, por su sensibilidad al impacto de agentes contaminantes -metales pesados, hidrocarburos o contaminación orgánica-, pueden indicar alteraciones ambientales de manera más temprana y precisa que otros organismos más complejos. En Bahía Blanca, un grupo de investigadores analiza estos parásitos en peces como bioindicadores de eutrofización.
Utilizar los parásitos de varios peces como indicadores de la presencia de contaminación es la propuesta que realizó un grupo de investigadores para incluir en un proyecto de monitoreo integral del estuario de Bahía Blanca. De esta manera, puede sumarse una nueva forma de medir el impacto que provoca un gran polo petroquímico en la zona portuaria.

Infinidad de organismos comúnmente imperceptibles, como las tenias y los piojos, existen dentro o encima de otros seres, de los que obtienen refugio y nutrientes. Los peces de este ecosistema no son la excepción, ya que tienen -generalmente en su sistema digestivo- varias clases de parásitos.

Los investigadores exploran la presencia de metales pesados en “helmintos”, unos parásitos que infectan los organismos de otras especies. Se trata de invertebrados de tamaño variable, entre décimas de milímetros y varios metros, y que se sitúan en los niveles inferiores del reino animal. Uno de los helmintos más conocidos por la población es la tenia (Taenia solium), o “lombriz solitaria”.

“Las especies parásitas que se encuentran en los peces permiten establecer sus patrones de migración espacial, dilucidar parentescos evolutivos, o conocer componentes de la dieta. Una aplicación novedosa del conocimiento parasitológico es elegir algunos que, por su sensibilidad al impacto de agentes contaminantes -metales pesados, hidrocarburos o contaminación orgánica-, puedan indicar alteraciones ambientales de manera más temprana y precisa que otros organismos más complejos”, indica a InfoUniversidades el doctor Daniel Tanzola, del Laboratorio de Patología de Organismos Acuáticos de la UNS.

Desde hace dos décadas y junto a sus colaboradores, Tanzola realiza estudios de este tipo en peces locales, para correlacionar la presencia de parásitos con efectos de contaminación orgánica -lo que en ecología se denomina “eutrofización”- originada por la actividad humana.

“En la actualidad, contamos con numerosos ejemplos del uso de parásitos como ‘centinelas’, gracias a su capacidad de absorber y acumular mayor cantidad y variedad de contaminantes que sus hospedadores. Si bien un pez puede acumular en sus tejidos un determinado compuesto químico, sus parásitos pueden detectarlo y absorberlo, aun cuando éste se encuentre diluido miles de veces más. De tal modo, se convierten en organismos altamente sensibles para medir contaminación y al absorber de manera competitiva determinados agentes tóxicos, protegen a su hospedador o atenúan en él la acción del impacto”, agrega el científico.

En el estuario bahiense, estudian las dinámicas de las poblaciones parasitarias. Si bien se han apreciado ligeras variaciones, aún están analizando si responden a algún contaminante en particular. “Para que sean representativos, estos trabajos deben tener un ciclo continuado de al menos cinco años”, asegura el investigador. No todas las variaciones pueden ser por contaminantes. También hay casos comprobados de algunas que tuvieron que ver con fenómenos macro climáticos, como “El Niño” u otras causas naturales. “Las profundas sequías que hemos tenido generan alteraciones ambientales y eso repercute en organismos muy sensibles como los parásitos”, detalla.

Si bien las especies más consumidas por la población son la pescadilla y la corvina, son peces migratorios; por lo que las investigaciones las realizan con un pez residente del estuario. Se trata de la lucerna o “sapito de mar”. Según explica Tanzola, fue elegida por su permanencia y porque vive semi enterrada en el fondo de la ría. “Si existen contaminantes o un estrés ambiental que se deposite en los barros, este pez y sus parásitos podrían ser buenos indicadores”.

Además de éstas, otras especies estudiadas a lo largo del tiempo son el gatuzo, el mero, el pejerrey, la palometa y el congrio. También la brótola, los lenguados y las rayas. “Siempre que se persiga utilizar especies parásitas como bioindicadoras de la salubridad de cualquier ecosistema, se deberá, en primer lugar, realizar una evaluación completa del mayor número posible de especies parásitas (idealmente, todas) que existen en los peces de ese ambiente”, agrega la doctora Silvia Guagliardo, integrante del mismo Laboratorio.

Los investigadores usan metodologías comparativas en sus análisis, ya que los datos obtenidos sobre la ría local son comparados con otros de Bahía San Blas, donde no existen asentamientos industriales. Las muestras se toman de peces que obtienen en sus propias campañas, como de otros donados por varias pesqueras de la zona.

Una vez en el laboratorio, se toman muestras de sangre y tejidos renal y esplénico, donde se buscan marcadores inmunológicos de contaminación. Luego, los ejemplares se evisceran completamente y se investigan los parásitos en órganos como el tubo digestivo, la cavidad visceral, el hígado y las gónadas. Los parásitos son estudiados taxonómicamente mediante el empleo de criterios morfológicos y ultraestructurales. Se analizan sus efectos histopatológicos y el impacto en la condición de salud de los peces.
Marcelo C. Tedesco
prensa@uns.edu.ar
Marcelo C. Tedesco
Dirección de Prensa y Ceremonial
Universidad Nacional del Sur