TERMINAL BAHIA BLANCA

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domingo, 7 de febrero de 2010

Tráfico de fauna: tercera actividad ilegal en el mundo

Argentina es uno de los países generadores de mercados de especies silvestres, además de constituirse como lugar de tránsito y tráfico. Es por esto que un proyecto de investigación de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNR estudia el uso y aprovechamiento de la fauna silvestre en comunidades rurales y su implicancia en el tráfico ilegal a nivel nacional. Las tortugas, iguanas, boas, pumas, zorros y vizcachas son algunas de las especies más traficadas.

El tráfico de fauna implica toda actividad ilícita vinculada al comercio de especies silvestres y/o sus partes. Incluye tanto a las especies vivas como muertas y sus partes, por ejemplo pieles y plumas, entre otras. Enrique Richard, director del proyecto cuenta a InfoUniversidades que “es un mercado que se posiciona tercero a nivel mundial después del mercado de las armas y las drogas”, y asegura que “Argentina es un país tanto de tránsito del tráfico de especies, como generador de mercados internos y externos para especies silvestres a servir de ‘mascotas’”.

El estudio apunta a generar un aporte de información acerca de las economías en el entorno ecológico, las diferentes modalidades de utilización de los recursos, los contextos históricos socioculturales y económicos y las motivaciones para la colecta de especies silvestres cuyo destino es el tráfico ilegal. “Se espera dilucidar el circuito completo de tráfico de especies, desde el colector primario al consumidor final. Y que esta información sustentada en la investigación habilite el diseño de políticas de manejo del medio y de educación ambiental que se adapten a la problemática social - económica y ecológica regional y no tanto a los objetivos idealistas que en general mueven estas políticas”, explica Richard.

Con este fin, se analizaron comunidades rurales secundarias de la ecoregión del Chaco occidental de la provincia de Santiago del Estero, y se tomó como ejemplo el área que corresponde a la localidad de Loreto, un lugar indicado por los propios traficantes como fuente de la mercadería que comercian.

La investigación se lleva a cabo mediante visitas a los colectores primarios y la convivencia con ellos. Luego, acercándose a los colectores secundarios como “curiosos” en sus actividades comerciales intenta obtenerse de allí la información acerca de qué hacen y de qué manera. “Es un trabajo de ingeniería social muy complejo -agrega el director-, porque implica ganarse la confianza, y tratándose de actividades ilícitas es difícil. Las conversaciones, una vez lograda la confianza, son dirigidas en forma críptica a la información que se desea obtener”.

Algunas de las especies traficadas son las tortugas, iguanas, boas chicas, cardenales, jilgueros dorados, zorrinos, zorro gris, pumas, liebres criollas, y vizcachas. Éstas se venden como mascotas, para danzas exóticas (Boas), o sus pieles en talabarterías o casas de artesanías. El manejo del tráfico es en base a una estructura organizada, a nivel mundial, que se compone de un centro de acopio de las especies demandadas en el norte del país. “Se utiliza el sistema de rutas nacionales para canalizar la ‘mercadería’ a los principales centros de consumo o reventa, como Buenos Aires y Córdoba. Esto se realiza con camiones que portan otro tipo de mercadería y obtienen ingresos extras por esta actividad”, explica el investigador.

Otro dato interesante que se obtuvo es la ganancia de los distintos intervinientes en el tráfico y el precio final que adquieren las especies comercializadas. En palabras de Richard: “Los márgenes de ganancia para el colector primario, es decir el primer eslabón en la cadena son insignificantes. Los colectores secundarios, los que compran la mercadería y la acopian, tienen márgenes más significativos de ganancias. Por ejemplo, una tortuga de tierra pequeña (las de mayor precio de venta) es comprada al colector primario a un precio que oscila entre 3 y 5 pesos, el colector secundario la vende luego a un precio entre 15 y 20 pesos y termina en un Pet Shop de algunas de las localidades de destino a un precio final de entre 35 y 50 pesos”.

Si bien la investigación revela cómo opera la red nacional y su esquema, su aporte fundamental reside en que “otorgará los insumos necesarios para delinear las políticas educativas que apunten a revertir esta situación educando al consumidor, ya que sin consumidor no hay demanda y, por lo tanto, no hay tráfico. En el proyecto se resalta la idea de que esta actividad no mejora la calidad de vida de los habitantes rurales y, por el contrario, los empobrece más, al canalizar, en el circuito del tráfico, especies y volúmenes que cumplen una función importante en el ecosistema y en el sostén de su propia economía”.

El proyecto es financiado por EcoDreams, Consultora Ecobiológica y Académica Internacional.
Fuente: infouniversidades
Silvana Di Stéfano
seccomunicacion@unr.edu.ar
Dirección de Prensa
Secretaría de Comunicación y Medios - Dirección de Prensa
Universidad Nacional de Rosario

Bolsas de basura y contaminación

Según la ley 13.868, en la provincia de Buenos Aires las bolsas de polietileno tienen fecha de vencimiento, aunque los especialistas sostienen que mientras éstas sólo contaminan en forma visual, las que se usarán en su reemplazo contienen metales pesados que quedan en la tierra y el agua. El problema real que trae aparejado el uso indiscriminado de las bolsas de polietileno se vincula con la ausencia de costumbres que organicen su disposición final. Es por esto que consideran que el factor verdaderamente clave es el cambio de hábito humano.

Las tradicionales bolsas que entregan los comercios, desde pequeños almacenes hasta grandes supermercados, provocan una gran contaminación visual a causa de su uso indiscriminado, su larguísima vida útil y la carencia de políticas y costumbres para una adecuada disposición final. Sin embargo, las que se proponen en su reemplazo serán más contaminantes aún, por los metales pesados que se inyectan al polímero para hacerlo degradable. Así, la medida que el gobierno provincial dio con la Ley 13.868, es sólo de carácter estético: la contaminación visual que producen las actuales bolsas de polietileno, que vuelan y se acumulan por doquier, será mutada por otra de carácter químico.

Según el doctor en Ingeniería Química, Enrique Vallés “el polietileno es uno de los plásticos de mayor producción. Es un material muy noble y no es contaminante. Lo que sucede en el caso de las bolsas es que se han multiplicado infinitamente. Se usan en forma indiscriminada y luego se las tira en cualquier lado, lo que provoca muchos problemas”. El polietileno apareció como bolsas en la década del ‘70 y desde entonces tuvo aceptación masiva por su rendimiento: una bolsa de supermercado pesa entre 5 y 7 gramos y puede soportar una carga de hasta 10 kilogramos de mercadería; es decir, 1.700 veces su propio peso. Ningún otro material usado en forma comercial llega a esos valores de eficiencia mecánica.

Según define Vallés, biodegradable no es lo mismo que “oxodegradable”, característica de los nuevos recipientes propuestos. “Las bolsas oxodegradables son similares a las actuales bolsas de polietileno. La diferencia es que al polímero se le agrega un aditivo -que es un catalizador-, que hace que en presencia de oxígeno, aire y sol, el material se degrade. Los polímeros son moléculas largas, de muy alto peso molecular, Con el aditivo, el proceso de degradación hace que esas moléculas se corten. El material primero se endurece, luego se resquebraja y se parte, hasta hacerse un polvo. Esto requiere de un tiempo prolongado, pero al fin se degrada”, explica el especialista, consultado por InfoUniversidades.

“Pero sólo desaparece el problema visual, porque el catalizador involucra metales pesados, y, aunque esos metales pesados se agregan en pequeñas cantidades, dada la masividad del uso de las bolsas, a poco de andar se diseminarán en el ambiente. Desde el punto de vista comunitario, esos materiales provocan la falsa imagen de que son inocuos”.

Es posible fabricar bolsas como las que se usan en la actualidad pero biodegradables. Al respecto, Vallés señala que “son nuevos materiales que han surgido en los últimos 15 años, hechos algunos a partir del petróleo y otros, de materiales renovables como almidón, caña de azúcar, etc. Se producen monómeros con los que se hacen polímeros (plásticos) que, puestos en los basurales, se biodegradan. Lo que sucede es que estos productos son más caros, por su tecnología y porque su escala de producción aún es chica, a nivel global”. A éstos se suma la otra posible tecnología de reemplazo: las bolsas de papel. Sin embargo, su fabricación en Argentina causaría aún más perjuicios ambientales y es imposible abastecer en el corto plazo la demanda interna.

Ecología y economía

La opinión de Vallés sobre la Ley 13.868 es que tiene varias falencias. “La primera es que se adoptó un plazo muy corto de reconversión. Un año para los supermercados y dos para el resto para eliminar los no degradables no es razonable, porque surgen muchos problemas, como el acostumbramiento de la población. Los cambios de hábitos, para que sean efectivos, deben hacerse con pasos cortos y consistentes. También está la cuestión relacionada con los actuales procesadores de polietileno y el personal empleado. No se puede cortar esa cadena en un plazo tan reducido, porque genera un malestar socioeconómico importante”.

Vallés puntualiza: “Los aditivos degradantes no se fabrican ahora en el país, por lo que su provisión depende del exterior” y considera que aún se pueden hacer correcciones en la legislación. “La ley y su reglamentación no dan demasiadas especificaciones, ya que lo que hacen es imponer plazos y habilitar un registro de vendedores y productores y, si bien hacen referencia a normas internacionales, no puntualizan ninguna, con lo que se dejan espacios muy vagos. El reglamento es un registro de importadores de productos”.

Más allá de las cuestiones legales, un simple factor será el fundamental para significar un beneficio concreto para el medio ambiente: el cambio de hábito humano. Será momento de pensar qué hacer con el exceso de bolsas que se suelen acumular en las casas, así como de recurrir, quizás, a la archivada bolsa de red de la abuela para ir a hacer las compras.
fuente: infouniversidades
Marcelo C. Tedesco
prensa@uns.edu.ar
Marcelo C. Tedesco
Dirección de Prensa y Ceremonial
Universidad Nacional del Sur

Único en el mundo, hallan en Salta un ambiente con estromatolitos vivos

El ambiente incluye la formación de estromatolitos en lagunas hipersalinas ubicadas a 4.000 metros sobre el nivel del mar. Los estromatolitos nacieron con la aparición del planeta y colaboraron en el surgimiento de la vida. Por esta causa, son valorados en el estudio de rastros de vida en otros planetas como Marte, donde se encontraron restos de estromatolitos fósiles. El desierto de la Puna, el sitio del hallazgo, es el más parecido al Planeta Rojo que hay en la Tierra. El estudio de los estromatolitos descubiertos cobra particular interés por sus múltiples aplicaciones en biotecnología y porque abrirá muchas investigaciones futuras.

Un grupo de científicos del Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA) descubrió, en la zona de la Puna salteña, un ecosistema único en el mundo ya que contenía estromatolitos modernos. Los estromatolitos son agrupaciones de microbios fotosintéticos asociados a distintos grupos bacterianos y concreciones calcáreas que forman rocas orgánicas. Su surgimiento se estima en forma coetánea a la aparición de la Tierra hace unos 3.500 millones de años. Se sostiene que los estromatolitos liberaron oxígeno (O2) a la atmósfera y crearon la capa de ozono, lo que facilitó la transformación del planeta de ser hostil a la vida, a un ambiente apto para ella, tal como lo conocemos hoy.

Por otro lado, los estromatolitos presentan un particular interés en el estudio de la vida en otros planetas, ya que se intuye que ésta podría iniciarse si se desarrollan este mismo tipo de estructuras, que son reminiscencias de la tierra arcaica. Sin ir más lejos, se propuso la presencia de estromatolitos fósiles en Marte, como parte de las investigaciones que buscan encontrar rastros de vida en ese planeta. Estas exploraciones constituyen el objetivo de misiones espaciales futuras. La NASA trabaja y realiza estudios en el lugar más parecido a Marte que hay en la Tierra, que es, justamente, el desierto de la Puna, entre Chile y Argentina, donde la radiación UV (Rayos ultravioletas) es altísima, no hay nutrientes disponibles y la amplitud térmica, es decir, los cambios de temperatura entre el día y la noche es inmensa.

La relevancia del hallazgo reside también en la escasez de estos ambientes en todo el mundo. A pesar de que hace 3.500 millones años cubrieron la Tierra, hoy sólo quedan unos pocos estromatolitos modernos y están distribuidos en lugares remotos del planeta, principalmente en zonas marinas y lagunas saladas en Australia (Bahía Tiburón), México (Cuatro Ciénegas) y Estados Unidos (Yellow Stone). Los estromatolitos de la Puna tienen una importancia aun mayor porque este ambiente, en donde existe una altísima exposición a UV y una baja tensión de oxígeno, es muy parecido a los ambientes de la Tierra arcaica donde no había capa de ozono y donde se desarrollaron los estromatolitos que hoy se conocen como fósiles.

Otra cuestión importante alrededor de los estromatolitos descubiertos son sus potenciales aplicaciones biotecnológicas. Los ambientes extremos, como la Puna, fueron postulados como reservorios de compuestos y sistemas de interés tecnológico. Es por eso que los estromatolitos que estudia el equipo de la doctora Farias presentan especial interés por su ubicación. Los ambientes salines y con gran exposición a la radiación los hacen muy interesantes para la producción de sustancias filtradoras de la radiación o con actividad antioxidante (pigmentos, compuestos fenólicos, etc.), antimicrobianos, sistemas para fijar nitrógeno en suelos pobres, bioremediación, etc.

Por otro lado, según informan los científicos del LIMLA, los estromatolitos fueron los grandes fijadores de dióxido de carbono (CO2) en la historia evolutiva. Esta fijación la hacen en condiciones extremas de radiación UV, salinidad, etc. Por lo tanto, son fijadores de dióxido de carbono donde los vegetales -principales y tradicionales fijadores de dióxido de carbono- no pueden crecer. Lograr investigarlos en profundidad y “domesticarlos”, en conjunto con una medición de su capacidad de fijar dióxido de carbono, podría tener una implicancia provechosa en la problemática del calentamiento global.

Dada la importancia del hallazgo, es imprescindible avanzar en una legislación que proteja los recursos genéticos del país que incluya la biodiversidad microbiológica, tal como lo plantea la doctora Farias. Según la investigadora expresó a InfoUniversidades, “hay leyes para la flora, la fauna y los restos arqueológicos, pero al sacar bacterias de un pedazo de estromatolito de la Puna, una muestra de hielo del Perito Moreno o sedimento del Canal de Beagle, se hace una apropiación de un material genético que debería ser visto como un recurso. Este recurso genético tiene tanto valor como los animales y las plantas.”
Fuente: Infonuniversidades
Arturo Arroyo
infouniversidad@unsa.edu.ar
Área de Comunicación
Universidad Nacional de Salta

Greenpeace lleva a Industria 10 "bidones de residuos radiactivos"

Veinticinco activistas de Greenpeace se concentraron a las puertas del Ministerio de Industria con diez bidones simbólicos de residuos radiactivos de alta actividadp ara pedir que anule su "antidemocrático" proceso de búsqueda de un emplazamiento para construir un cementerio nuclear centralizado (ATC) y su centro de experimentación nuclear.

La responsable de la campaña de Energía de Greenpeace, Sara Pizzinato, explicó que habían venido a entregar al ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, "unos bidones de residuos radioactivos de forma simbólica", para recordarle que "no quieren cementerios nucleares".
Los ATC no son solución

En este sentido, la responsable aseguró que los ATC "no son una solución para los residuos radiactivos", antes hay que poner en marcha un plan de cierre de todas las centrales nucleares que son "la causa de estos residuos" y luego encontrar "una solución de forma concertada".

Por ello, desde Greenpeace se han preparado acciones con el objetivo de obtener unos resultados y, según destacó Pizzinato, en este caso, "se está trabajando para que no se llegue a poner en marcha este cementerio porque esto podría ser una excusa para mantener las centrales nucleares peligrosas en España".

Finalmente, la responsable de la campaña de Energía de Greenpeace apuntó que van a seguir luchando hasta que, "por fin", puedan "acabar con la energía nuclear en España".